En el decibel más bajo escucho el primer disco de Songs of Freedom de Bob Marley. Me genera una cierta felicidad perdida, el recuerdo de una noche en Barbados, una noche que recuerdo sin haberla vivido aún, en tan especiales circunstancias. Siento ganas suavizadas de respirar ese aire de isla por la noche, sentarme a leer en una silla cómoda, sentir que estoy lejos de las personas que amo; mirar de vez en cuando el cielo estrellado y comprender que la añoranza que siento es un dejavú, un eco mental, una acumulación de sentimientos que se encuentran al mirar, a través de la ventana, en ángulo perfecto, mi futuro en Stop-Motion.
Caracas. Mi despacho, el cuarto más pequeño de la casa de mis padres. Mi despacho. En el decibel más bajo escucho el primer disco de Songs of Freedom de Bob Marley, recostada en la silla plegable de oficina, con las piernas cruzadas sobre el escritorio, frente a la computadora; una lámpara de acrílico verde ilumina mi lectura: Shanghai Baby "el libro prohibido en China".
Un coco negro revolotea con torpeza, chocándose con las paredes; me pone nerviosa y juro que si acerca demasiado le daré un librazo. Hay una copa de leche en el escritorio, de vez en cuando le doy un sorbo, pero hoy no me siento demasiado bien. Relaciono la idea de la isla contigo, mientras leo las primeras páginas de este libro chino; intenté hace unos minutos encontrarte entre líneas, pero no estás ahí, ni tampoco estás acá, y en la isla me vi sola, aunque tal vez me vi a través de ti, así que no estoy segura.
Un coco negro revolotea con torpeza, chocándose con las paredes; me pone nerviosa y juro que si acerca demasiado le daré un librazo. Hay una copa de leche en el escritorio, de vez en cuando le doy un sorbo, pero hoy no me siento demasiado bien. Relaciono la idea de la isla contigo, mientras leo las primeras páginas de este libro chino; intenté hace unos minutos encontrarte entre líneas, pero no estás ahí, ni tampoco estás acá, y en la isla me vi sola, aunque tal vez me vi a través de ti, así que no estoy segura.
Te quiero. Detesto llegar siempre al punto de necesitar decir que te quiero, pero te quiero. It's been a long long time since I got you on my mind. Intento como el coco negro hacer algo con mi vida, y me choco contra las paredes de mi propia consciencia; una voz interna me jura que si me acerco demasiado me dará un librazo.